jueves, 2 de junio de 2011

Los inicios de la Misión Betharramita en el Siambón (Parte II)

¿Cómo llegamos los laicos betharramitas a El Siambón?
Ya hace tres meses y medio que estamos en el Siambón y hemos vivido tantos acontecimientos que nos parece haber llegado hace mucho.
La posibilidad de venir aquí comenzó a gestarse en noviembre de 2010 cuando las Hermanas del Buen Pastor, encargadas del trabajo pastoral y misionero de El Siambón abandonan el lugar debido a la falta de vocaciones y la avanzada edad de las hermanas. Los monjes benedictinos de El Siambón, a cargo de la zona por pedido del obispo, comienzan a buscar una congregación o movimiento de laicos que se haga cargo de vacío dejado por las hermanas ya que ellos debido a su vocación monástica no se involucran demasiado en la pastoral de la zona. Le hicieron la propuesta a una congregación, a un movimiento laical y a nosotros que  teníamos un lazo de amistad con ellos desde hace varios años. Después de la misión de enero en Santiago del Estero la posibilidad de ser misioneros permanentes estaba dando vueltas en nuestra cabeza pero sobretodo en nuestro corazón. Vimos claramente dos necesidades concretas: por un lado Betharram que necesita de laicos comprometidos que en comunión con los religiosos vivan el carisma y la misión, y por otro lado la necesidad de la iglesia de Tucumán de alguien que atendiera pastoralmente la zona de El Siambón. Así que frente a estas dos necesidades decidimos decir “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”, y comenzar un serio discernimiento con comunión con Betharram, ya que esa fue la única condición que pusimos a los monjes: solo aceptaríamos la tarea pastoral como misioneros betharramitas. Tampoco sabíamos que opinarían los padres betharramitas al respecto pero teníamos claro que no queríamos hacer las cosas solos sino en comunión con ellos y solo si ellos también veían que esto era de Dios. Así comenzamos un discernimiento en comunión donde fue muy importante el acompañamiento del padre Gustavo Agín; el padre Francisco Daleoso (Paco) de la comunidad misionera de Santiago del Estero, y el apoyo recibido del padre Enrique Miranda.
Al poco tiempo el abad benedictino, padre Benito Veronesi, nos comunicó que luego de un discernimiento en su comunidad habían decidido que querían que nosotros nos hiciéramos cargo del trabajo pastoral de la zona y no otro movimiento. Así es que solo faltaba que junto con Betharram decidiéramos que si,  y así fue luego de una larga charla en Adrogué con el padre Gustavo Agín donde se terminó de definir todo.
Realmente nos costó dejar Buenos Aires, la familia, los amigos, nuestro hogar que con mucho esfuerzo habíamos acondicionado, considerando además de que nos encontrábamos en nuestro mejor momento laboral. Pero el Espíritu Santo nos dio la fuerza, el valor y la alegría de seguir adelante sin mirar atrás.
Así fue que el día 18 de febrero partieron de Buenos Aires a Tucumán el padre Gustavo Agín y Tomás Schweitzer para reunirse con el abad benedictino y conocer el lugar. Natalia llegaría el 26 de febrero ya que por motivos laborales no pudo viajar antes.
Desde el principio nos sentimos muy acompañados por Betharram, ya que  al poco tiempo de llegar recibimos la visita del padre Gian Carlo Monzani, y de la comunidad misionera de Santiago del Estero los padres Paco y Sergio y el hno. Marcelo que nos han visitado una vez por mes aproximadamente. Además el padre Enrique Miranda se ha comunicado telefónicamente reiteradas veces para ver como estamos y para ayudarnos en todo lo que haga falta.
Damos gracias a Dios por todas la bendiciones que hemos recibido, y por darnos la posibilidad de poner nuestros dones al servicio de nuestros hermanos sobretodo los de los sencillos y humildes.
Damos gracias a Betharram por habernos acogido como hijos suyos, por sus religiosos hombres abiertos a la novedad de los caminos de Espíritu.